Nuevas perspectivas desde la frontera de la comunicación

El pasado jueves, tuve el honor de ser parte de un evento sobre la inteligencia artificial y su intersección con la humanidad y la tecnología. Junto a José María Lozano, nos dirigimos a un aula lleno de estudiantes en la Universidad CEU San Pablo, abriendo un diálogo sobre el futuro de la IA y su impacto en nuestras vidas, especialmente en el ámbito de la comunicación.

Nuestra contribución al aprendizaje de la IA

Durante el evento, emergieron preguntas fundamentales sobre cómo la IA está aprendiendo de los datos que generamos, moldeando sus respuestas y adaptándose de maneras que apenas empezamos a comprender. Lo fascinante es que, a través de nuestras interacciones diarias, alimentamos este ciclo de aprendizaje, contribuyendo a una curva de conocimiento que se vuelve cada vez más precisa.

Uno de los puntos más impactantes de la discusión fue la reflexión sobre el papel que juegan los propios artículos y producciones periodísticas en el desarrollo de la IA. A medida que estas tecnologías avanzan, se diseñan sistemas capaces de imitar la inteligencia humana a tal grado que, de ya mismo, podemos encontrarnos cuestionando la autenticidad de lo que consideramos creado por humanos.

El debate sobre el plagio de la IA Generativa

Otra de las reflexiones más provocadoras que surgieron tocó el tema de la IA generativa y su relación con el concepto de plagio. Desde un punto de vista técnico, la IA generativa opera sobre una base de distribución de probabilidad, creando datos nuevos a partir de la fórmula creada a partir de los datos originales, lo que técnicamente no constituiría un plagio.

Sin embargo, desde una perspectiva conceptual, el debate se torna más complejo. La capacidad de estas máquinas para generar contenido que parece auténticamente humano abre un abismo de interrogantes sobre originalidad y autoría. ¿Podemos considerar realmente nuevo y original lo que una IA produce, basándose en un vasto mar de información preexistente? Este dilema nos invita a reflexionar profundamente sobre los límites de la creatividad y la propiedad intelectual en la era digital.

Las habilidades innatas

Otro aspecto fundamental que emergió de nuestras discusiones fue el reconocimiento de ciertas habilidades innatas humanas que, por el momento, permanecen fuera del alcance de la inteligencia artificial. A pesar de los avances significativos en la simulación de procesos cognitivos y de toma de decisiones, hay cualidades intrínsecamente humanas, como la empatía, la creatividad pura y la capacidad de comprensión emocional profunda, que la IA no puede replicar… aún.

Estas habilidades, que forman el núcleo de nuestra humanidad, nos recuerdan la importancia de mantener una perspectiva crítica y valorar lo que nos hace únicos como especie.

La jornada concluyó con una mirada hacia el futuro, reconociendo que el viaje de la IA está lejos de terminar. La urgencia de informarse y participar activamente en este campo se hizo evidente, destacando la importancia de no quedarse atrás en la evolución tecnológica. La invitación está abierta: sumergirse en el conocimiento de la IA es esencial para navegar y moldear el futuro que todos compartiremos.

Agradezco a cada participante por su mente abierta y su entusiasmo, a Concha Lozano Martínez y su equipo por facilitar este espacio de encuentro, y a ti, lector, por acompañarnos en este diálogo continuo a través de Máquinas y Memorias. Juntos, no solo presenciamos el amanecer de la IA, sino que también participamos activamente en la definición de su impacto en nuestra realidad como comunicadores y seres humanos.

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