Andrew se presenta en Máquinas y memorias: el amanecer de la IA como una figura paterna marcada por la tragedia y la pérdida. Como padre viudo de Emma y Ryan, lleva la carga del pasado y el dolor de haber perdido a su esposa Sarah en un accidente de coche autónomo, un evento que él atribuye a la inteligencia artificial MAI, aún en fase de pruebas en Estados Unidos. Este acontecimiento se convierte en el catalizador de un creciente resentimiento hacia la tecnología, una aversión que se intensifica con cada día que pasa.

Fundador de la Resistencia del 2%, canaliza su odio y su lucha personal en un movimiento más amplio, convencido de que las máquinas son una amenaza inherente a la humanidad. Con un fervor casi religioso, involucra a su hijo Ryan en su misión, transformando su dolor en una campaña implacable contra lo que considera la raíz de su sufrimiento.

Se convierte en un guerrero consumido por la venganza, adoptando una mentalidad en la que el fin justifica los medios. Su lucha contra las máquinas es tanto una guerra física como una batalla interna y su personaje representa la faceta más oscura del miedo humano y la resistencia al cambio. Andrew es una figura compleja, arrastrada por el deseo de proteger a su familia y vengar a su difunta esposa. Su influencia en la trama deja una huella imborrable en la narrativa y en los corazones de sus hijos.