Hoy os traigo una coincidencia sorprendente que parece sacada directamente de las páginas de mi novela, donde la ficción roza la realidad de una forma casi premonitoria, y de la que he sido testigo esta misma semana.
Si habéis leído Máquinas y memorias: El amanecer de la IA (¿no lo has leído aún? ¡Corre a por tu ejemplar!) conoceréis de sobra al personaje que encarna la inteligencia artificial avanzada, MAI (Monetization Artificial Intelligence). La elección del nombre MAI no fue casualidad, es un anagrama de «Mía», el nombre de mi hija. Con esto, buscaba no solo crear un vínculo literario, sino también un homenaje personal que perdurara en el tiempo.
Ahora, en un giro inesperado del destino, esta semana Microsoft ha desvelado su último gran avance en el campo de la inteligencia artificial. ¿El nombre de esta nueva creación? MAI-1. Sí, habéis leído bien. Aunque en el caso de Microsoft, la «M» probablemente se refiera a la inicial de la propia marca, el paralelismo con el personaje de mi novela es asombroso.
Microsoft está desarrollando MAI-1 como un LLM que pretende competir con GPT-4, Claude y otras IA robustas. Conducido por Mustafá Sulaymán, recientemente incorporado a Microsoft tras su paso por DeepMind y fundador de Inflection AI, este proyecto marca un esfuerzo significativo de Microsoft por independizarse de OpenAI. MAI-1 opera con 500.000 millones de parámetros y ha sido entrenado utilizando tecnologías y datos de Inflection AI, lo que destaca su capacidad de adaptarse durante el entrenamiento.
No puedo dejar de preguntarme: ¿cuántas veces la realidad se inspira en la ficción o viceversa? Este tipo de coincidencias nos recuerdan lo interconectado que está nuestro mundo creativo con el desarrollo tecnológico real. En mi historia, MAI es una entidad que busca mejorar un mundo en caída libre, mientras que MAI-1 de Microsoft promete ser un competidor serio para tecnologías existentes como ChatGPT y Gemini.
¿Estamos, quizás, presenciando un caso donde la imaginación de un escritor se sincroniza con los avances del mundo real? O tal vez, ¿estamos viendo cómo nuestras ideas ficticias proporcionan una chispa de inspiración para los innovadores y creadores de tecnología de nuestro tiempo?
Quisiera pensar que en algún lugar, entre líneas de código y narrativas de ficción, nuestras creaciones pueden ayudar a moldear un futuro donde la tecnología y la humanidad caminen de la mano hacia escenarios que hoy sólo podemos soñar.
¿Qué pensáis vosotros? ¿Es esto simplemente una coincidencia, o es una señal de que estamos más cerca de lo que creemos de un futuro donde la ficción se convierte en realidad? Os invito a compartir vuestras reflexiones y a continuar este fascinante diálogo entre lo que imaginamos y lo que creamos.